Es indiscutible que el cine en la República Dominicana ha evolucionado y desde ya es una industria rentable, lógicamente de menor a mayor grado, pero rentable. Hay producciones como “Playball” que se hacen con un mínimo costo de RD$30 millones, así como otras como “El Teniente Amado”, que duplica por mucho esa cantidad. Justamente ese auge que mueve varios millones de pesos ha motivado la creación de nuevas productoras y distribuidoras que trabajan únicamente en cine dominicano (Unicornio Films, Larimar Films, Panamericana, Unicornio Films y otras).
El atractivo del crédito fiscal transferible de la Ley de Cine ha sido el anzuelo ideal para motivar a productores criollos e internacionales, quienes hasta el momento no ha expresado quejas por los resultados obtenidos tras la promulgación de esta ley. Igualmente se ha sincerizado mucho más el papel de todos los involucrados en la industria, ya que desde un simple técnico, hasta un experimentado guionista está amparado y representado por una ley o una institución como la DG Cine, que vela por la equidad y beneficio común.
A continuación comparto un interesante artículo que publicó Windler Soto en el Listín Diario, donde se ofrecen detalles sobre nuevas medidas que están en movimiento a nivel económico en el cine dominicano, donde hasta la banca privada está involucrándose mediante una iniciativa del Banco del Progreso.
